El Pulpo/Expediente RD
El peligro está al acecho permanente de los pasajeros del transporte público de la capital y ciudades del interior. Choferes de diferentes sindicatos que se consideran propietarios de determinadas rutas a cada momento van al ataque de otros que supuestamente invaden su territorio y lo hacen armados de tubos, bates, piedras, cuchillos, machetes y hasta pistolas.
Situaciones como estas se escenifican a cada momento en esquinas tan populosas de la capital como la Isabel Aguiar y 27 de Febrero en Herreran, y en la conformada por la Independencia y Máximo Gómez. Cuando esto ocurre de inmediato cunde el pánico entre pasajeros, algunos ya montados conchos o minibusedos, que son amenazados con ser agredidos si no salen de los vehículos.
La integridad física de todos los usuarios del servicio, tanto el urbano como el interurbano, se mantiene en constante riesgo, al punto de que hasta sus vidas pueden perder, aunque, normalmente, quienes salen heridos son los que se disputan las rutas.
Los choferes y representantes de sindicatos, más que eso, lo que parecen es ser miembros de bandas de delincuentes y, en casos como los referidos, la única fórmula que tienen para solucionar problemas es la violencia.
Amet, la Oficina Técnica de Transporte Terrestre (OTTT), y la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (Opret), que son los organismos que rigen el sistema, saben que todo eso existe y que la vida de los usuarios están en peligro, pero prefieren hacerse de la vista gorda o mirar para otro lado.